103 años de lucha por una escuela mejor

Estos días nos ha dejado Alenjandra Soler. Muchas personas se preguntarán quién era, ya que en efecto constituye una de esas figuras incómodas silenciadas por el poder, una voz disidente, una mujer que defendió sus creencias hasta el final de su larga e intensa vida. 

Alejandra Soler fue una de las primeras universitarias de Valencia. Participó activamente en las revueltas por una educación pública de calidad y por un acceso igualitario para hombres y mujeres ya durante la dictadura de Primo de Rivera. 

Licenciada en Filosofía y Letras, comenzó a trabajar como maestra en diferentes escuelas rurales durante la II República, pues otra de sus preocupaciones era alcanzar el acceso universal a la educación, ya que la entendía como una herramienta fundamental para la transformación de la sociedad. 

Al terminar la Guerra Civil huyó a Francia, donde fue internada junto a su marido en un campo de refugiados. Amb@s consiguieron escapar y llegar a la URSS. Pero tampoco allí la vida le sería fácil. Empezó a trabajar como profesora de niños y niñas españoles que Rusia había acogido, pero el estallido de la II Guerra Mundial volvió a sorprenderla. Vivió en primera persona la batalla de Stalingrado y consiguió salvar a 14 alumn@s que tenía a su cargo. 

En 1971 volvió de forma clandestina a Madrid, hasta que en 1976 se instaló definitivamente en Valencia. 

Con 100 años participó en diferentes movimentos sociales que promovían cambios políticos, reivindicando la recuperación del poder político por parte del pueblo. Pasó a ser conocida entonces como la abuela del 15M. 

Alejandra Soler nos deja justo cuando comenzamos una semana decisiva de lucha y sororidad. En primer lugar por el 8 de marzo, jornada de reivindicación y legitimación de la situación de las mujeres, y, en segundo lugar, por el 9M, huelga general en educación para reclamar de nuevo una escuela pública que sea verdaderamente digna, universal y gratuita. 

Puedes irte tranquila, Alejandra, la lucha continúa.